Camagüey (22 feb).- RECORDAR al menos lo más importante sucedido en los últimos diez lustros consume bastante tiempo.

Así sucede con el camagüeyano Amador Fernández, uno de los enamorados del deporte que en el año 1961 echó a volar sus sueños y, después de cinco décadas, siente orgullo por lo que vio nacer, crecer y desarrollarse: el Instituto Nacional de Deportes, Educación Física y Recreación (INDER).

«Para mí ser fundador del INDER representa un gran honor, porque esta institución a partir de su creación se encargó de difundir en todo el mundo, con una relevancia extraordinaria, el movimiento deportivo cubano, que prácticamente era desconocido.

El INDER es uno de los grandes méritos que ha tenido la Revolución. Por él han pasado importantes personalidades, entre ellas no podemos olvidar a José Llanusa Govel, el primer presidente que tuvo el organismo, un hombre que irradiaba deporte».
La creación de los consejos voluntarios agilizó el desarrollo del deporte cubano. ¿Cómo se comportaron en Camagüey?

Camagüey marchó siempre a la vanguardia de ese proyecto en Cuba; el primer consejo voluntario deportivo se creó el día 20 de mayo de 1961, en lo que hoy es la biblioteca provincial Julio Antonio Mella.

Estuvieron implicadas todas las organizaciones revolucionarias, con la presencia del entonces principal dirigente político de la provincia, Felipe Torres, y por supuesto Llanusa, entre otros.

¿Qué opinión le merece los 50 años del deporte revolucionario cubano?

Durante todo este tiempo el deporte nos ha tenido acostumbrados a cosas grandes, maravillosas. Y no solo en lo que algunos llaman el deporte convencional, en el que Cuba tiene un nivel increíble, sino también entre los discapacitados; muestra de ello es el reciente Campeonato Mundial de Nueva Zelanda donde se lograron varias medallas de oro con una reducida delegación.

Si el deporte cubano no ha llegado más lejos es por ese brutal bloqueo del gobierno de los Estados Unidos. En cambio nuestros deportistas gozan del reconocimiento en el mundo por su prestigio, carisma, vergüenza, dignidad, y el espíritu revolucionario de competir con el único objetivo de ganar medallas para su pueblo.

La entrega de Amador Fernández al deporte no comenzó con la creación del INDER, pues desde antes ya se desempeñaba como subdelegado del fútbol en Camagüey, disciplina que lleva en la sangre y sobre la cual prometió otra entrevista.